La defensa del erizo

Catalina Villegas


La ternura depende de lo poco que el mundo te toque.
Para estar tierno, el peso de tu vida
no puede descansar en tus huesos.

Ocean Vuong

No puedo darme un abrazo
como tampoco puedo dar cuenta
del dolor de mis propias púas.
 
Una tarde lancé las promesas por el abismo.
Me hice ovillo
hundiendo el rostro en mi blandura
crearía la seguridad del adentro
entre las luces apagadas.
 
Tu mejor defensa es transformarte en animal.
Y la del animal, convertirse en vegetal.
 
Me transformo en erizo
y el erizo en una rosa triste
--o deforme--.
 
A los erizos solitarios no los alcanza
un calor como el que derrite iglús
o se aloja en frazadas compartidas
                          ni saben tampoco
                                       de las punzadas
                                       que nos recuerdan cómo palpita la vida.
 
¿Saben acaso que el dolor
es acercar el corazón
a quien nos da la espalda?

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