Cada día

Ingeborg Bachmann


Ya no se declara la guerra, 
se prosigue. Lo inconcebible 
se ha hecho cotidiano. El héroe 
permanece alejado de los combatientes. El débil 
ha avanzado hasta las zonas de fuego. 
El uniforme de diario es la paciencia, 
la condecoración, la mísera estrella 
de la esperanza sobre el corazón. 

Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando el fuego nutrido ha enmudecido,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra del armamento eterno
oscurece el cielo.

Se concede 
por abandonar las banderas, 
por el valor ante el amigo, 
por revelar secretos indignos 
y desacatar 
toda orden. 

  • Versión de Arturo Parada
  • Del libro El tiempo postergado (Ediciones Cátedra S. A. 1991)
  • Poesía austríaca 
  • Poemario del encierro, día 88 (junio 15)