El secreto del poema

Vasko Popa


Te preguntan qué significa tu poema. ¿Por qué no le preguntan al manzano qué significa su fruto: la manzana? Si supiera hablar, el manzano, seguramente, les contestaría: “¡Muerdan la manzana y verán lo que significa!”

 ¿Cómo podrías extraer el significado de tu poema? ¿Cómo podrías exprimir tu poema o molerlo, o cocerlo de nuevo para ofrecer a los que te preguntan el jugo del poema, o el poema en polvo, o el poema en botones nutritivos?

 Tú podrías, así de broma, componer un poema sobre tu poema. ¡Qué pobre poesía sería esa! Sería lo mismo que si el manzano armara una manzana de su tronco, de sus ramas y hojas. ¡Menudo provecho sacaría uno de ello! ¿Acaso eso no prueba que tú, justamente como el manzano, no eres quien debe hablar de tus propios frutos? A propósito, ¿no prueba eso también que tú no te pareces en nada a tu poema? Solo tus poemas se parecen entre sí, se parecen uno al otro, y entonces se les atribuye como un denominador común o como un gentilicio, tu propio nombre.

 Después de todo, ¿qué significa una manzana? ¿Por qué nadie te contesta? Tu poema significa un secreto concebido en algún lugar dentro de ti, que ahí fue madurando y cuando maduró, tú lo pronunciaste en las sílabas de tu lengua. Si hubieras sabido qué significaba ese secreto no te habrías esforzado tanto ayudándole a que diera a luz bajo el sol, entre la gente y entre las nubes. Y es tarea de otros, y no tuya, contestar la pregunta ¿si el secreto se puede conocer o solamente experimentar?, ¿si es posible conquistarlo o solo caer rendido ante él?, ¿si se puede abrir o tan solo aceptar ser su prisionero?

 Miras tras tu poema que levantó el vuelo de tus manos, callas, descansas un poco, o al menos crees que descansas, y lo dejas, tu poema, que conteste solo todas las preguntas, lo dejas, que sea su propia respuesta. Tú solo puedes hablar de tu poema como lector, porque eres el primer lector de tu poema. Pero eso, de ninguna manera quiere decir que tú eres su mejor y más competente lector. Entre los que te preguntan qué quiere decir tu poema, hay, desde luego, muchos lectores que son más sabios, más experimentados y menos subjetivos que tú.