Novena

Carlos Medellín

Del libro Moradas


Padre fuego que cruzas la tierra 
en la nube, la arena y el mar, 
por tu oído de hierro se alcanza 
la palabra divina a escuchar. 
 
De la sombra levantas estatuas 
que la noche no puede callar, 
y en los nidos de espuma conozco 
tus moradas de azufre y cristal. 
 
Padre fuego, tu lengua, tus flautas 
por los ríos oímos bajar 
en azules caballos de plata, 
en espigas de luna y de sal. 
 
Por tu origen el árbol recuerdo 
que a mi orilla se escucha soñar: 
de mi nombre de ayer, padre fuego, 
ya no queda ni la soledad.
 
Tú que cubres de lana los montes 
y rebozas de savia mi pan, 
haz el tiempo más leve a mi puerta 
y el espacio más fuerte al nogal.
 

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